ABORDANDO LA ISLAMOFOBIA: UNA RESPUESTA A LA CRISIS DE LA COVID-19

 

IMPACTO DE LA CRISIS DE LA COVID-19

EN LAS COMUNIDADES ISLÁMICAS

 

La crisis sanitaria causada por la irrupción de la Covid-19 en 2020 en Europa tendrá efectos a largo plazo en las minorías en particular, incluyendo las personas musulmanas. Por eso se hace necesario que la Unión Europea y los Estados miembro actúen de manera enérgica y efectiva en diferentes áreas subrayadas a continuación.

 

Las comunidades islámicas en Europa son muy diversas y están en riesgo de sufrir racismo por su relación real o percibida con el Islam o con distintas etnias como, por ejemplo, la ascendencia árabe o turca a través de la que son automáticamente percibidas como musulmanas. La islamofobia se orienta también hacia los descendientes de migrantes, incluyendo demandantes de asilo, refugiados y personas indocumentadas, particularmente aquellas que proceden del Norte de África y de Oriente Medio.

 

Discriminación estructural y racial en el empleo, el acceso a vivienda y en el sector sanitario. Las personas musulmanas y aquellas percibidas como tal ya enfrentaban  desigualdades y vivían bajo condiciones de inseguridad. Esta pandemia ha agravado aún más los efectos de las desigualdades pre-existentes que anteriormente experimentaban. La personas musulmanas, especialmente las mujeres, están sobreexpuestos a la enfermedad e incluso a la muerte por su representación desproporcionada en áreas de trabajo esenciales pero devaluadas como la limpieza, los cuidados y el sector de la seguridad (con condiciones de trabajo precarias). La desigualdad socioeconómica en el empleo, el acceso a vivienda y el sector sanitaria debido a la discriminación racial se ha incrementado también.

 

Abusos policiales. Para endurecer las medidas de confinamiento los Estados miembro han incrementado su esfuerzo por hacer cumplir sus leyes. Sin embargo, las minorías habían sido perseguidas en relación a su perfil racial. Este incremento de acción policial ha tenido un efecto desproporcionado y un impacto negativo en los hombres musulmanes, ya que son representados como menos obedientes a las políticas públicas y se asumen como sospechosos y peligrosos. El refuerzo del confinamiento ha tenido efectos brutales, en comparación con zonas de mayor afluencia en el mismo país, especialmente en el contexto de viviendas hacinadas.

 

Retórica islamófoba y chivo expiatorio.

Durante las semanas que ha durado la Covid-19 el discurso de odio acerca de las personas musulmanas se ha difundido con rapidez a través de internet. Algunos medios de comunicación populares han difundido titulares maliciosos (bulos) y, en algunos casos, han hecho creer a los lectores que el periodo de ayuno durante el mes de Ramadán podría exacerbar el efecto del virus. Los migrantes han sido señalados como riesgo potencial así como responsables de la crisis sanitaria. En el contexto del confinamiento masivo a lo largo de Europa, el cierre de fronteras, y la apertura de fronteras entre Turquía y Grecia ha dado paso a la difusión de discurso de odio en los medios masivos de comunicación, animando olas de ciberodio.

 

Restricciones a la libertad de religión y creencia.

En el mes de abril han tenido lugar algunas celebraciones religiosas en diferentes comunidades y países pero sólo la población musulmana ha sido señalada por los anuncios públicos sobre permanecer en casa y evitar encuentros. La falta de infraestructuras ha devenido una cuestión urgente y acuciante desde el inicio del confinamiento, incluyendo la falta de espacio en los cementerios islámicos. Algunos analistas han remarcado también la hipocresía del debate en Francia acerca de cubrirse la cara, ya que las mujeres musulmanas pueden ser multadas tanto por cubirse la cara (165€, por medio del niqab) como por descubrirse la cara al quitarse la mascarilla (135€). Las condiciones de vida durante la crisis de la Covid-19 nos recuerda que la manera en que interpretamos las creencias y las costumbres es un constructo social y la Covid-19 ha irrumpido en la interpretación del cubrimiento de cara.

 

Acciones públicas para abordar la islamofobia y proteger a las Comunidades Islámicas en Europa

 

Las crisis son oportunidades para los responsables políticos para ajustar sus políticas y abordar significativamente problemas de índole racial, incluyendo la islamofobia. Las siguientes recomendaciones por acción son clave para proporcionar una respuesta adecuada a la crisis y combatir las manifestaciones islamófobas estructurales a través de su implementación en áreas políticas clave. Como organizaciones de la sociedad civil, hacemos un llamamiento a:

 

Las instituciones europeas a:

 

Asegurar que los programas de financiación tienen criterios de asignación que beneficien a las personas musulmanas (o aquellas percibidas como tal) y a las organizaciones de la sociedad civil que las apoyan, con el fin de que puedan desarrollar proyectos a largo plazo para apoyar a las víctimas, capacidad constructiva, litigación estratégica, programas educativos, etc. Esto debe incluirse en la actual negociación del presupuesto de la Unión Europea.

 

Asegurar que el nuevo instrumento de recuperación “Next Generation EU” incluye medidas dirigidas a la situación específica de las comunidades islámicas, especialmente en el plan REACT-EU acerca de los impactos socioeconómicos de la crisis en línea con los objetivos de promover una recuperación inclusiva y justa para todos. El proceso de desembolso de fondos debe incluir a las comunidades islámicas en los mecanismos de consulta con los gobiernos.

 

Explorar la posibilidad de iniciar procesos penales basados en la Directiva de Empleo (200/78/EC) que aborda la discriminación sistemática que enfrentan las mujeres musulmanas que llevan pañuelo en algunos países miembro de la Unión Europea.

Examinar las restricciones en cuanto a la Libertad de Religión y Creencia en la próxima revisión de la Estrategia sobre la Carta de Derechos Fundamentales y adoptar recomendaciones para los Estados miembro. La sociedad civil debe estar más incluída a la hora de hacerla más accesible.

 

Examinar y comprender el impacto discriminatorio de las medidas anti-radicalización y anti-terroristas y asegurarse de que las medidas anti-terrorismo coinciden con la salvaguarda de los derechos fundamentales, especialmente implementando la recientemente aprobada Directiva Europea contra el Terrorismo.

 

Los miembros Estado a:

 

Apoyar la adopción o la mejora de políticas nacionales contra el racismo tales como un Plan Nacional contra el Racismo con medidas específicas o estrategias para reconocer y luchar contra la islamofobia como tipo de racismo.

Desarrollar y promover la armonización de la recolección de datos en las áreas de delito de odio e igualdad, incluyendo y reconociendo de manera sistemática el sesgo islamófobo / anti-musulmán como categoría. Estos datos deben estar desagregados por múltiples niveles de discriminación (incluyendo género, raza, etnia y religión) mientras que se respeta la auto-identificación y el completo anonimato. Esto es fundamental para evalua el impacto desproporcionado de la Covid-19 en las personas musulmanas y designar respuestas y políticas adecuadas, particularmente en las próximas fases de recuperación.

 

Adoptar e implementar las guías o indicadores para combatir el racismo en el cumplimiento de la ley (incluyendo prohibir los perfiles raciales, adoptar sanciones más severas contra el abuso policial, aumentar la diversidad racial y las formaciones, etc.).

Garantizar permiso de residencia para migrantes indocumentados para levantar los obstáculos que les impiden ser protegidos e incluídos en la sociedad.

 

Establecer protocolos de cortafuegos para prevenir la expulsión de migrantes indocumentados durante la pandemia Covid-19 y más allá así como facilitar su integración y acceso a la sanidad y otros servicios.

 

La Agencia de Derechos Fundamentales y OSCE-ODHIR a:

 

Apoyar a la sociedad civil en la recolección de datos y en llevar a cabo una investigación específica sobre el impacto de la Covid-19 en las comunidades islámicas.